Gladys Aylward, más conocida en China como “Ai-weh-deh” La “virtuosa

Era una misionera protestante, nació en Londres en 1904. Trabajó durante varios años como sirvienta y siempre mantuvo la ilusión de ir a China como misionera, sin embargo no fue aceptada para realizar tal misión por que su formación académica era inadecuada.
Su determinación, tenacidad y valentía era tal que pronto se convenció de que tenía el llamado para predicar el evangelio en China. Trabajo muchos años como ama de llaves hasta reunir suficiente dinero para comprar un pasaje. En 1930, finalmente aborda el tren hacia China. En un largo y extenuante viaje por tren, autobús y mula llega finalmente hasta la ciudad interior de Yangchen, en la provincia montañosa de Shansi, al sur de Pekín (Beijing).

Ya en China trabaja como asistente de una misionera anciana llamada Jeannie Lawson. Juntas, montan una posada para hospedar arrieros, y les cuentan relatos sobre Jesús. Tras la muerte de la señora Lawson, Gladys empieza a hacerse cargo de niños abandonados, llegando a adoptar a un centenar. Conoció, además al Mandarín de Yangchen quien le confió la tarea de visitar los hogares chinos a fin de evitar que las madres ataran los pies de las niñas y a la vez inspeccionar para hacer cumplir la ley y terminar con tan inhumana práctica, para ello viajaba de aldea en aldea.
Al poco tiempo se desata la invasión japonesa de China, con lo que Gladys junto con sus cien huérfanos, se ve obligada a huir a pie hacia las montañas en busca de refugio. Gladys continúa su labor con los niños hasta su muerte en 1970.

Su vida fue inmortalizada en 1957, por el escritor Alan Burgess en su libro “La pequeña mujer”, que se convierte en 1958 en la película “La posada de la sexta felicidad”, protagonizada por Ingrid Bergman. En honor a la verdad hay que decir que tal versión de su vida no le gusto mucho, ya que consideraba que tenia muchos datos inexactos, entre ellos su romance con un general chino