jueves, 10 de febrero de 2011

TRADICIONES

Las mujeres han debido aceptar muchas tradiciones, que demuestran la barbarie del ser humano. No solo en la guerra se cometen injusticias o atrocidades en contra de nosotras (desde tiempos inmemoriales las violaciones han sido habituales por los soldados de cualquiera de los bandos guerreros). Gracias a Dios y A la valentia de muchas mujeres y uno que otro hombre felizmente, algunas de estas tradiciones ya forman parte de la historia.
Vamos a hablar de algunas de ella, como la circunción femenina, el uso de burka, la lapidación, la costumbre satí, el concubinato, la profesión del "entretenimiento" Geisha,y otras tantas.
Comenzaremos por una que provocaba tanto dolor e incluso la discapacidad en mujeres ancianas de China.

VENDAJE DE PIES
Durante mil años, entre los siglos X y XX, las mujeres chinas fueron sometidas a una practica que tenia como resultado la deformación de los pies. Esta practica se llamaba "Pies vendados", a la cual eran sometidas las mujeres jóvenes a partir de los 6 años y en algunos casos menos. Los pies eran vendados y apretados de tal forman que no pudieran desarrollarse normalmente, en su lugar se romperían los huesos y se reformarían, llegando a medir entre 10 y 15 cm. y por increible que paresca el ‘pie de loto’ era considerado la parte más erótica del cuerpo de la mujer.
El vendaje de los pies, el símbolo más característico de la identidad femenina en la China tradicional, fue prohibido en 1911 y duramente perseguido por el gobierno comunista. El motivo principal de su desaparición fue un nuevo cambio de significado, propiciado por la influencia extranjera en el siglo XIX. Tras una consulta astrológica se elegia el día de la ceremonia y se ofrecían a los dioses pasteles de arroz para que éstos permitiesen que los pies fuesen tan suaves como esos pasteles. Desde ese día y durante un periodo comprendido entre seis meses y dos años la hija sentirá un dolor insoportable, hasta que el nervio se muera y deje de sentir ningún tipo de dolor.
Los pies se poníán en remojo con una mezcla de hierbas y sangre animal para eliminar las posibles infecciones de la piel. En ese momento su propia madre le rompía los 4 dedos más pequeños y los aprisionaba contra el talón para luego vendarlos con seda o algodón. Este ritual se repetía cada dos días con vendas limpias y durante 10 años.

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